miércoles, 4 de agosto de 2010

Dos formas de circular por el mundo

Seat 127

Cadillac
El siglo XX fue duro para España. Este viejo león había terminado mal la decimonovena centuria, perdiendo las colonias que todavía le quedaban, y comenzó la nueva con la cabeza gacha, imbuido en una profunda crisis moral. El joven pistolero americano humilló en Cuba al decrépito hispano, arrebatándole los últimos pedazos de su antaño glorioso imperio de ultramar. A partir de ese momento unos fueron hacia arriba y los otros tocaron fondo. Una manera de comprobar la evolución de ambos países durante la centuria pasada puede ser a través de algunos objetos representativos del estado de una sociedad. En este caso, tomaremos como ejemplo los distintos modelos de automóviles típicos de cada lugar:


EEUU

Desde mediados de siglo, los vehículos americanos se caracterizan por una estética muy cuidada, con aspecto alargado y colores vivos. En los años 50 presentan líneas curvadas, como el Cadillac de la imagen superior, pero los modelos más modernos irán cambiando hacia una fisonomía deportiva.

Chevrolet Corvette. 1970. Estuvo a la venta desde 1968 hasta 1982 y fue récord de ventas. Foto: www.musclecarclub.com

Si el coche se asemeja al dueño, estos automóviles nos presentan a un ciudadano estadounidense que se come el mundo: grande, estiloso y avanzado tecnológicamente.


Ford Mustang Shelby GT 350. 1965. Se presentó con un motor V8 de 306 caballos de potencia. Las ventas de Mustang pasaron de un millón en marzo de ese año. Foto: usuarios.multimania.es
Asimismo, la cultura yanki ha desarrollado un misticismo especial con los coches. Este tipo de modelos clásicos son valorados muy positivamente por cualquier conductor. Seguro que más de uno recuerda la típica escena de película en la que un joven americano se acerca absorto a un automóvil y pregunta si es tal o cual Cadillac o Chevrolet del 62, 73 u otro año que se precie.

Dodge Charge 1969. General Lee. Foto: www.nerve.com
Algunos modelos han adquirido una fama especial tras aparecer en el cine o la televisión. Por ejemplo, el De Lorean DMC-12 de Regreso al futuro, con sus características puertas de ala de gaviota, o el Pontiac Firebird de la serie El coche fantástico. Un caso particular es el conocido como General Lee, nombre del automóvil que manejaban los protagonistas de la serie americana Los Dukes de Hazzard, emitida entre 1979 y 1985. El emblemático vehículo era un Dodge Charger R/T 1969, de color anaranjado con el número 01 pintado en los costados y la bandera de los Estados Confederados de América en el techo.

ESPAÑA

En este periodo, los coches patrios siguen el patrón del típico español de la época: bajito y con pinta de cateto. Debido a la falta de recursos de la población se venden modelos funcionales y sin concesiones a la estética. Los automóviles son pequeños y en ellos se desplaza toda la familia, que en esta época suele contar con varios miembros.

El vehículo que marca los primeros pasos de España en la modernidad tras la Guerra Civil es el Seat 600, que representa el auge del turismo y el inicio de la prosperidad en los años 60. Seat comienza la comercialización de este modelo, diseñado originalmente para FIAT, a partir de 1957, a un precio de 73.500 pesetas de la época (unos 24.000 euros actuales). La clase media española se convierte en la principal destinataria del 600, ya que la mayoría de la población no puede acceder a vehículos de mayores prestaciones. En España se realizó una modificación en el diseño original, alargándolo en 30 cm para dotarlo de cuatro puertas, lo que se bautizó como SEAT 800.


Seat 600. Foto: www.historiaseat.com
En los años posteriores salen a la venta dos nuevos modelos de Seat, destinados a sustituir al mítico 600. El 124 y el 127 se diseñan para captar un mercado de familias que se habían iniciado en el automóvil gracias al 600 y que estaban en posición de cambiarlo por uno mejor debido al mayor poder adquisitivo que había conseguido la sociedad española.

El Seat 124 se fabrica desde 1968 a 1980. Supone un gran avance, al ser mayor que los que se producían hasta la fecha, pero barato. Se caracteriza por sus faros delanteros redondos y se utiliza como taxi, coche de policía o ambulancia.


Seat 124. Foto: www.seiscientos.org

Por su parte, el Seat 127, con sus 3,59 metros, es un coche de amplio habitáculo y reducidas dimensiones que lo hacen manejable en ciudad y relativamente cómodo en carretera. Se diseña en una época de escasez de petróleo, por lo que viene dotado de un carburador de simple cuerpo, que le otorgaba menos potencia, pero reducía el consumo.


Renault 4. Foto: www.elrejoneo.com

Otro de los clásicos del parque automovilístico español es el Renault 4, más conocido como 4L o Cuatro latas, todo un símbolo de la España profunda. Diseñado originalmente para competir con el 2 caballos de Citroën, una de las variaciones que más éxito tuvo en España fue el modelo furgoneta, transporte habitual de los pescaderos y panaderos ambulantes que se desplazaban de casa en casa por los pueblos. Durante años también fue utilizado en los puestos rurales de la Guardia Civil.


Simca 1000. Foto: www.carrosyclasicos.com

Y para finalizar, un coche mítico debido a la canción que le dedicó el grupo Los Inhumanos: el Simca 1000. Aparece en 1965 y estuvo a la venta hasta bien avanzados los años setenta. Un buen número de jóvenes de la época retozaron alegremente en su compartimento trasero desafiando a sus reducidas dimensiones, durante los primeros compases de la revolución sexual que experimentó el país en el tardofranquismo.

Estos simples ejemplos nos muestran la diferencia en los estilos de vida de cada país. La dura posguerra que azotó España en los 40 dificultó el acceso a unas comodidades que en EEUU ya llevaban años disfrutando. Afortunadamente, en las décadas posteriores las diferencias se estrecharon considerablemente y en los siguientes años los vehículos de uno y otro sitio se parecerán cada vez más, fruto del auge económico en España. Aunque el componente cutre en comparación con los modelos americanos tardará algún tiempo todavía en desaparecer, hasta bien entrados los maravillosos 90.

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